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Opinion: “For a more humane and inclusive democracy”

I am a citizen, a civil servant, and a politician who is committed to Costa Rica.

In the eighty years of my life, and the many that I have served in public office: I never fostered irresponsible adventures that could put this country, its people, or its values at risk.

I have stayed away from any electoral activity for the past fifteen years. And even though I still identify as Social-Christian, I make my own decisions with total independence of the parties’ and others people’s criteria.

Looking ahead to the runoff election: I have reflected as rigorously as possible; to define, with time and clear reasons, the meaning of my vote.

In my reflection, I dismissed voting for Fabricio Alvarado for a very powerful reason: a government of the National Restoration Party could cause irreparable damage to our coexistence in peace, mutual respect, and democracy.

No, no and, no. It is not acceptable to even consider withdrawing Costa Rica from the Inter-American Court of Human Rights.

It is not valid that while the country requires solutions to structural problems; a party intends to govern by entertaining itself into a referendum that would paralyze the national agenda and separate our great Costa Rican family.

That is not the purpose of a statesman.

I distrust and oppose the participation of political parties that are constituted with the explicit or disguised purpose of promoting dogmas and / or religious affiliations. Like Pope Francis, I fear the outcomes of confessional adventures of that nature.

I cannot support an electoral alternative that bases its vision of the world, the country, and the government; on the phobias of its leaders.

Consequently, I have made the decision to support Carlos Alvarado.

Not before I expressed to him the absolute obligation he has to form a government of national responsibility.

To work with seriousness, honesty, efficiency, and transparency; as a dedicated body and soul to improve the living conditions of all Costa Ricans without any hateful exclusions.

The reality is that all political parties that have been in power in this country, in one way or another, are in debt to the people.

That is why it is urgent to address relevant issues on the national agenda: the public deficit, security, competitiveness, infrastructure, state reform, and the eradication of the different manifestations of corruption; among a broad list of other important issues. Furthermore, it is also urgent to form a government willing to work under the leadership of a President ready to solve these issues.

It is because I trust that Carlos Alvarado will fulfil his commitment to constitute this form of responsible government. That is, one that operates within an atmosphere of humanistic and inclusive democracy, that my vote is for him.

I make it publicly known. So that others I know (and who know me) wish to take it into account –if it’s well received – when they make their own decision.

Rodolfo Méndez Mata is a former Minister of Public Works and Transportation (1978-1982 & 1998-2000), former Minister of the Presidency (1990-1992), former Minister of Finance (1992-1994), and former Congressman (1994-1998).


Translation by Tribuna.


Original text in Spanish: 

 “Por una democracia humanista e inclusiva”

Soy un ciudadano, un funcionario público y un político comprometido con Costa Rica. En los ochenta años de vida que tengo y en los muchos que ejercí posiciones políticas y de servicio público jamás he propiciado aventuras irresponsables que pongan en riesgo a este país, a su gente y nuestros valores.

Los últimos 15 años me he mantenido al margen de la actividad electoral, soy socialcristiano pero tomo mis decisiones con total independencia de criterio.

De cara a la 2da ronda de estas elecciones, he reflexionado lo más rigurosamente posible para definir, con tiempo y razones claras, el sentido de mi voto.

En mi reflexión, descarté a Fabricio Alvarado por una razón para mi muy poderosa: un gobierno del Partido Restauración Nacional puede causar un daño irreparable a nuestra convivencia en paz, respeto mutuo y democracia. No, no y no, no es de recibo considerar siquiera el retiro de Costa Rica del Sistema de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

No es válido que mientras el país requiere de soluciones a problemas estructurales, un partido pretenda gobernar para entretenerse en un referendum  que paralizaría la agenda nacional y separaría a la gran familia costarricense. Esa no es propuesta de un estadista.

Desconfío y adverso la participación de partidos políticos constituidos con el propósito, evidente o disfrazado, de promover dogmas y/o la afiliación a una religión. Al igual que el Papa Francisco, temo por el desenlace de aventuras confesionales de esa naturaleza. No puedo respaldar una alternativa electoral que funda su visión del mundo, del país y del gobierno en las fobias de sus dirigentes.

En consecuencia, he tomado la decisión de apoyar a Carlos Alvarado, no sin antes haberle expresado a él la absoluta obligación que tiene de conformar un gobierno de responsabilidad nacional que trabaje con seriedad y honestidad, con eficiencia y transparencia, dedicado en cuerpo y alma a mejorar la condición de vida de todos los costarricenses sin exclusiones odiosas.

La realidad es que todos los partidos políticos que han ejercido gobierno de una manera u otra están en deuda con el electorado.

Por eso urge abordar los asuntos relevantes de la agenda nacional –déficit público, seguridad, competitividad, infraestructura, reforma del Estado, combate y erradicación de las diferentes manifestaciones de la corrupción y una amplia lista de otros grandes e impostergables temas- y constituir equipos de gobierno dispuestos a trabajar bajo el liderazgo del Presidente para solucionarlos.

Porque confío en que Carlos Alvarado cumpla su compromiso de constituir ese gobierno responsable, que opere dentro de una atmósfera de democracia humanista e inclusiva, mi voto es para él.

Lo hago público para que otros que sé que me conocen y me quieren tengan en cuenta –si lo tienen a bien- esta reflexión al momento de tomar su decisión.

Rodolfo Méndez Mata es Exministro de Obras Públicas y Transportes (1978-1982 & 1998-2000), Exministro de la Presidencia (1990-1992), Exministro de Hacienda (1992-1994) y Exdiputado (1994-1998).